
El no saber esperar es uno de los mayores males de la vida, la ansiedad por hacer cosas conlleva el efecto contrario, cada vez estoy más convencido de la utilidad de la no acción, el no hacer nada del que habla Lao Tse en el Tao Te Ching y sin embargo una y otra vez cuando más falta me hace la paciencia, fallo y me puede la precipitación.
Quien no sabe esperar es incapaz de hacer nada bien. Y para mi desgracia esta ansiedad de la que os hablo es uno de mis mayores males, a cada momento tengo la necesidad de justificarme a mí mismo mi tiempo, la necesidad de decirme a mi mismo que estoy empleándolo bien, (ahora mismo, mientras escribo aunque me gusta lo que estoy haciendo siento la imperiosa necesidad de acabar lo más rápido posible) esta obsesión de auto justificación es algo a superar, yo creo que todo saldría mucho mejor si no nos preguntáramos nada hasta ya terminada la obra y una vez terminada la obra (y hecha la cuestión) olvidarse de ella, ¡abandonarla! de nuevo Lao...
Y es que las cosas buenas de la vida se arruinan por no tener paciencia, un amor en ciernes, una posible amistad, un buen escrito o una pieza de saxo, todo por querer terminar rápido por no esperar al resultado natural de las cosas. Cada vez estoy más convencido que el camino, el trabajo es mucho más provechoso que el resultado.
Quiero corregir este defecto mío, por ello lo comparto con vosotros, de hecho voy a intentarlo con todas mis fuerzas, será mi prioridad.
¡Pero que digo prioridad! ¡Me estaré dejando de nuevo llevar por la impaciencia!
No es bueno fijarse prioridades tan a la ligera. Cultivemos la paciencia mis queridos notónidas.
Charly García
Vengo a devolverte la visita que realizaste a mi blog y a darte las gracias por tu amable comentario. Estoy de acuerdo en que hacer las cosas con ansiedad lleva al efecto contrario. Hay una máxima utilizada por los hermetistas del renacimiento que lo deja claro: "festina lente", es decir, "haz despacio lo urgente" o “apresúrate despacio”.
ResponderEliminarUn saludo.
Núria de "Desde mi Ventana" (dmiventana.blogspot.com)
Querido Charly
ResponderEliminarLa paciencia es una de las cualidades que más he admirado. Yo también he pecado y peco del divino don de la espontaneidad, pero esto de estudiar las opos me ha dado una perspectiva del trabajo constante y medido con satisfacción. Tus propósitos son muy buenos...pero recuerda, nunca abandones tu don de la espontaneidad e impaciencia...en ti es una cualidad. Por lo menos, así lo veo yo.
Un abrazo
También yo necesito grandes dosis de paciencia aunque creo que hay que tener cuidado de no caer tampoco en el lado contrario, eso de la impasibilidad ante la vida es un aspecto que tampoco me gusta nada pues es ya como no vivir.
ResponderEliminarPablo
Querida Nuria; gracias por tu visita, que espero no sea la última. Me ha gustado esa máxima del Renacimiento (que bella época!!) "festina lente", creo que sería un buen ideal...
ResponderEliminarJosé; tus palabras siempre tan halagadoras no te diré que suenan mal a mis oídos jajajaja. Dices que la espontaneidad y la impaciencia son una cualidad en mí, un don, es muy posible pero al mismo modo son también un gran problema. Yendo al principio de tu comentario yo estoy convencido de que el trabajo constante es la clave del éxito, aquí donde me ves no creo para nada en la inspiración, todo talento se desarrolla con duro trabajo.
Dalven; paciencia no es impasibilidad, la impasibilidad según yo creo tiene dos causas una el miedo, la otra un nihilismo pedante y poco amigo de la vida, la paciencia es la disciplina por la que nos hacemos grandes.
Un abrazo a todos.
Ok amigo argentino, encantado.
ResponderEliminarJa,Ja, al final te han respondido desde la ventana.
ResponderEliminarMarta