Raúl Solís | En primero de Periodismo se enseña a dividir escrupulosamente información de opinión. “Los hechos son sagrados, la opinión es libre”, repiten los docentes a los futuros profesionales de la información. Sin embargo, en estos días, opinión e información han sido la misma cosa. Hugo Chávez es el malo, malísimo, y Henrique Capriles es el bueno, buenísimo, de la contienda electoral venezolana. La manipulación y censura también se han ejercido por omisión de datos macroeconómicos que pudieran dar una imagen positiva sobre el actual presidente venezolano. También se han ocultado los datos más oscuros del candidato a suceder a Chávez para no desmaquillar su perfil de esperanza para la democracia liberal en el país latinoamericano. Ni Chávez es un “caudillo” como ha publicado el periódico catalán ‘La Vanguardia”, en sus páginas de información, ni Capriles es socialdemócrata, como ha incidido ‘El País’. Chávez, el jefe de Estado más difamado del mundo, llegó al poder en 199...
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