Aquella mañana de otoño, Paco el frutero, dispuso como siempre y con su habitual esmero, sus cajones de frutas y verduras, que decoraban la fachada de su establecimiento, ubicado en una casa antigua de nuestro barrio. Y con las diferentes frutas y verduras, formaba un bonito y luminoso cuadro de sensaciones gustativas. De tal manera que inspiró a un joven vecino, que estaba enamorado de una chavala, también vecina, para decirle este piropo: “Eres más bonita que un puesto de frutas.” El vegetativo verso amoroso, le llegó a la chica al corazón; y entonces, se dejó seducir definitivamente por su vecino. La verdad era que Paco el frutero tenía mucho arte en la colocación de sus frutas y verduras, que por otro lado, presentaban un aspecto sano y de belleza exquisita, ya que provenían de cultivos ecológicos, sembrados con mucho amor, y a los que no se les echaba pesticidas . (Que para que ustedes lo sepan, son una cosa dañina para nuestros estupendos cuerpos y hacen que nos duela la ...
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