El silencio hacia ya tiempo que era dueño y señor de la estancia, en la que solo quedaba ella dormida sobre su piano, su único verdadero amigo, el único que la comprendía y que jamás la abandonaría. Él era virtuoso en sí mismo y no necesitaba disfraces de príncipe para tenerla. Era su dueño, un dueño amable y piadoso que la comprendía y amaba, más que persona alguna podría llegar a hacerlo jamás.
Ella lo sabía y por eso lo acariciaba día y noche sin cesar, desafiando al oscuro silencio que amenazaba con cubrirlo todo. Al principio eran felices, pues no lo temían, para ellos solo era un compañero más de su soledad, que estaba ahí pero que no causaba molestias.
Poco a poco la madera se fue marchitando, y las blancas perlas se tornaron amarillas. Entonces ambos amantes sintieron el silencio, ahora, por primera vez sintieron miedo. Miedo a ser cubiertos por él, a que acabara con sus dulces caricias.
Entonces al amanecer de las primeras canas comenzó la lucha. Las caricias se hicieron más y más apasionadas ahuyentando una y otra vez al silencio. Incluso por momentos pareció que ella y su piano podían vencer. Pero cuanto más fuerte se amaban más rápidamente se consumían y el silencio más crecía.
Las cuerdas comenzaron a fallar y la voz del piano ya no asustaba al silencio, que ahora como cruel espada de Damocles se acercaba más y más.
El silencio... el silencio... el si len cio... repetía la mente de la joven sin cesar. Ella amaba su vida y su vida era el piano, pero este cada vez enfermaba más.
Una noche llamaron a la puerta, pero nadie contestó. Ninguna voz, ninguna música, solo silencio, solo el silencio, solo ese silencio, que reía sin parar.
Tu relato me recuerda a la escritura de los románticos alemanes, la famosa escuela de Jena. Tanto en la visión estética de la música romántica: la música como nexo de unión con el alma humana, incluso como principal vehículo para llegar a lo divino (Hegel, Shopenhauer), como en el tratamiento del piano(su "boom" burgués, por decirlo de alguna manera, se produce en este período) y la mujer(Clara Wieck como exponente de la mujer virtuosa al piano) como personajes principales.
ResponderEliminarHe encontrado también un cierto paralelismo en el estilo de construcción con la balada "ErlKönig" de Goethe, magistralmente convertido en lied por Schubert. Aunque, tu escrito no es balada, ya que no tiene la intervención de personajes, si me ha recordado en ese final de trágico, invadido por lo feérico.[...Una noche llamaron a la puerta, pero nadie contestó. Ninguna voz, ninguna música, solo silencio, solo el silencio, solo ese silencio, que reía sin parar.]
Me ha encantado
Me alegro de que te gustara Jóse. Este fue uno de mis primeros relatos, lo escribí con 16 años y la verdad es que le tengo mucho cariño.
ResponderEliminarPor cierto, apareció en el número 1 de la REVISTA CANTERA del pueblo.
Gracias.
Ese Carlos! Eso te iba a decir, lo leí cuando salió en el cantera y me quedé con esta frase "como espada de Damocles..." es fantástica, por cierto que hasta ahí no supe de tu habilidad para escribir de esta manera. Me alegro por tu iniciativa en el blog. Cuando quieras salir de pensamientos profundos y ahondar en lo superfluo del ser humano, caer en el chiste fácil y la gracia tonta, pásate por el mío. Un saludo.
ResponderEliminarGracias Duende! Ya me daré una vuelta por tu blog.
ResponderEliminar;)
Querido Charly, te dejo comentario, eres un cursi, jajaja,pero sigue así
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