Domingo 6 de abril, una intervención
policial desaloja y pone fin a la corrala 'La Utopía'. ¿Y ahora
qué?
La corrala La Utopía era un símbolo del poder que se despertó el 15M y que durante los últimos años ha tratado de impulsar una transformación de la sociedad. Siempre precaria, la concienciación ha ido fructificando, ejemplos como Rodea el Congreso, las marchas por la dignidad, la PAH o Gamonal ponen de manifiesto que un incipiente contrapoder ha plantado cara al statu quo. Sin embargo, no ha sido suficiente, hasta ahora.
Sin duda, el desalojo de La Utopía supone un cambio de contexto y una lección de la que los movimientos sociales deberían sacar consecuencias si quieren mantenerse. En mi opinión el principal responsable del desalojo de la corrala es el poder político, que demuestra estar al lado de los intereses económicos más mezquinos, pero los movimientos sociales han cometido (desde mi punto de vista) errores que han facilitado este trágico final:
1. Después del 15M se perdieron las mayorías cuando la lucha social se “profesionalizó” y quedó dirigida por grupos de activistas profesionales, que apartaron al grueso de la sociedad de los asuntos públicos. A esto se une el hecho de la “burocratización” de las protestas divididas por sectores: vivienda, aborto, educación, sanidad, etc.
2. La división del cuerpo social entre la izquierda institucional y los grupos que trataban de empoderar a la ciudadanía. En este sentido IU ha jugado un papel nefasto, “movilizando” al cuerpo social para luego, una vez en el poder (Andalucía), desmovilizar y tratar de llevar a la sociedad al redil de los cauces institucionales. En el caso de la corrala Utopía, la unión de los intereses de parte de la misma a los intereses partidistas de IU ha significado su final, la influencia de este partido en la corrala ha desmovilizado a gran parte del cuerpo social que debería haberla defendido.
3. Involución de la izquierda, que ha llevado a defender la supervivencia sobre la vida. En el caso de La Utopía, cuando la lucha dejó de ser “por una transformación de los modos de vida” y se convirtió por una “solución al problema de la vivienda de las familias residentes”. Se pasó de oponer una alternativa al modelo actual, a pedir limosna.
Así pues, queda claro tras el desalojo que una o unas fuerzas políticas que en vez de oponer modelos distintos de vida al actual estado de cosas, le mendiguen soluciones a los actuales poderes, no están más que condenados a la inoperancia y al fracaso.
También queda de manifiesto la inutilidad del gobierno PSOE – IU en la Junta de Andalucía, gobierno, que a fin de cuentas no quiere o no puede convertirse en un contrapoder al gobierno de los banqueros.
Y finalmente queda también de manifiesto, por espectacular que pueda ser, que la profesionalización de los movimientos sociales, el hecho de que pequeños grupos tengan la responsabilidad principal de las respuestas al poder... se convierte en un factor de desmovilización, cuando el resto de la sociedad siente que el tema no va con ellos.
A partir de ahora, o se vuelva a la unidad contra la institución o se desaparece.
La corrala La Utopía era un símbolo del poder que se despertó el 15M y que durante los últimos años ha tratado de impulsar una transformación de la sociedad. Siempre precaria, la concienciación ha ido fructificando, ejemplos como Rodea el Congreso, las marchas por la dignidad, la PAH o Gamonal ponen de manifiesto que un incipiente contrapoder ha plantado cara al statu quo. Sin embargo, no ha sido suficiente, hasta ahora.
Sin duda, el desalojo de La Utopía supone un cambio de contexto y una lección de la que los movimientos sociales deberían sacar consecuencias si quieren mantenerse. En mi opinión el principal responsable del desalojo de la corrala es el poder político, que demuestra estar al lado de los intereses económicos más mezquinos, pero los movimientos sociales han cometido (desde mi punto de vista) errores que han facilitado este trágico final:
1. Después del 15M se perdieron las mayorías cuando la lucha social se “profesionalizó” y quedó dirigida por grupos de activistas profesionales, que apartaron al grueso de la sociedad de los asuntos públicos. A esto se une el hecho de la “burocratización” de las protestas divididas por sectores: vivienda, aborto, educación, sanidad, etc.
2. La división del cuerpo social entre la izquierda institucional y los grupos que trataban de empoderar a la ciudadanía. En este sentido IU ha jugado un papel nefasto, “movilizando” al cuerpo social para luego, una vez en el poder (Andalucía), desmovilizar y tratar de llevar a la sociedad al redil de los cauces institucionales. En el caso de la corrala Utopía, la unión de los intereses de parte de la misma a los intereses partidistas de IU ha significado su final, la influencia de este partido en la corrala ha desmovilizado a gran parte del cuerpo social que debería haberla defendido.
3. Involución de la izquierda, que ha llevado a defender la supervivencia sobre la vida. En el caso de La Utopía, cuando la lucha dejó de ser “por una transformación de los modos de vida” y se convirtió por una “solución al problema de la vivienda de las familias residentes”. Se pasó de oponer una alternativa al modelo actual, a pedir limosna.
Así pues, queda claro tras el desalojo que una o unas fuerzas políticas que en vez de oponer modelos distintos de vida al actual estado de cosas, le mendiguen soluciones a los actuales poderes, no están más que condenados a la inoperancia y al fracaso.
También queda de manifiesto la inutilidad del gobierno PSOE – IU en la Junta de Andalucía, gobierno, que a fin de cuentas no quiere o no puede convertirse en un contrapoder al gobierno de los banqueros.
Y finalmente queda también de manifiesto, por espectacular que pueda ser, que la profesionalización de los movimientos sociales, el hecho de que pequeños grupos tengan la responsabilidad principal de las respuestas al poder... se convierte en un factor de desmovilización, cuando el resto de la sociedad siente que el tema no va con ellos.
A partir de ahora, o se vuelva a la unidad contra la institución o se desaparece.
CGC
// NOTON
Tampoco olvidemos que las luchas de las corralas, y otras mediáticas por el estilo, son cristalizaciones puntuales de una lucha más amplia, profunda y silenciosa. Una lucha que las engloba pero no depende de ellas en absoluto.
ResponderEliminar1.- ¿acaso existía -en el 15M- madurez social para agrupar sin problemas esas hordas de, por decirlo de alguna forma, televidentes? tal vez no fue la <> activista lo que <>, sino su indolencia.
2. y 3.- Efectivamente, confiar en estructuras paralíticas, en caso de IU, o rebajar los discursos por mor de la <>, demuestran ser flor de un día. Y una cuestionable inversión de energía activista.
(vaya, problemas de formato, aquí va entero)
ResponderEliminarTampoco olvidemos que las luchas de las corralas, y otras mediáticas por el estilo, son cristalizaciones puntuales de una lucha más amplia, profunda y silenciosa. Una lucha que las engloba pero no depende de ellas en absoluto.
1.- ¿acaso existía -en el 15M- madurez social para agrupar sin problemas esas hordas de, por decirlo de alguna forma, televidentes? tal vez no fue la "profesionalización" activista lo que "apartó a las masas", sino su indolencia.
2. y 3.- Efectivamente, confiar en estructuras paralíticas, en caso de IU, o rebajar los discursos por mor de la "eficacia reivindicativa", demuestran ser flor de un día. Y una cuestionable inversión de energía activista.