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Performance de David Grubbs y Anthony McCall: “Leaving (With Four Half-Turns)”
Fotografía de Brad Buehring
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Vamos a explicarnos. Unos cuantos millones de hombres vivían en un inmenso cascarón sin puerta ni ventanas. Innumerables lámparas de aceite rivalizaban con su escasa luz con las tinieblas que reinaban sin descanso. Como era de costumbre, desde la más sabia antigüedad su mantenimiento era incumbencia de los pobres, y de esta forma el curso del aceite estaba estrechamente unido al curso sinuoso de la revuelta y de la calma. Un buen día estalló una insurrección general, la más violenta que este pueblo había conocido. Los cabecillas exigían una justa distribución de los gastos de alumbrados; un gran número de revolucionarios reivindicaban la gratuidad de lo que ellos llamaban un servicio de utilidad pública; algunos extremistas llegaron hasta reclamar la destrucción de una morada considerada insalubre y no acta para la vida común. Según la costumbre, los más razonables se vieron desarmados entre la brutalidad de los combates. Durante un enfrentamiento particularmente vivo con las fuerzas del orden un disparo mal dirigido abrió en la pared delantera una brecha por donde penetró la luz del día. Una vez pasado el primer momento de estupor, el flujo de luz fue saludado por gritos de victoria. Ahí estaba la solución: en adelante bastaba con abrir otras brechas. Las lámparas fueron arrinconadas o colocadas en museos; el poder premió a los que abrían ventanas. Se olvidó a los partidarios de una destrucción radical e incluso su liquidación discreta pasó, según parece, casi desapercibida. (Se discutía sobre el número y el emplazamiento de las ventanas). Después sus nombres retornaron a la memoria, uno o dos siglos después, mientras que acostumbrado a ver amplios espacios acristalados, el pueblo, este eterno descontento, comenzó a plantearse extravagantes cuestiones: «Pasar los días en un invernadero climatizado, ¿eso es vida?» Se preguntaba.
Raoul Venegem, Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones.
Fragmento inicial del capítulo titulado Descompresión y tercera fuerza.
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