Francisco Ortiz Romero | ¡Qué bien huele un colegio! No puedo evitar ponerme la sonrisa cuando, por la mañana, acudo al cole con mis hijos. El colegio ha sido el refugio de mi infancia, la sede de mis andanzas. Miro ahora los dibujos de los niños, los lemas: “Todos somos iguales ante la ley”, “Educar para la Vida”. En nuestros hijos, en sus pequeñas victorias, depositamos nuestros más puros ideales, de un mundo mejor, en democracia, en libertad, sin racismo ni opresión.
En efecto, la comunidad en la que viven los niños traslada su modelo de sociedad a los más pequeños. Como bien dice Fernando Savater: “por medio de estímulos, casi todo en la sociedad humana tiene una intención decididamente pedagógica”. La democracia, el socialismo, el cristianismo, el liberalismo, exigen el condicionamiento de los cachorros de ciudadano, a riesgo de caer en la propaganda. Hay aquí un dilema importante entre educación y adoctrinamiento.
Entonces, ¿cuál es el modelo educativo a seguir? ¿Debe el colegio preparar competidores en el mercado laboral o formar humanos libres? ¿Debe potenciar el cole la originalidad o mantener la identidad tradicional del grupo? ¿Va a mantener el orden ideológico, religioso, existente, o bien va a observar una neutralidad escrupulosa ante las muchas maneras de vivir? Durante muchas horas he pensado sobre estas cuestiones. ¿Hay una alternativa laica real a la religión en los colegios?
Colegio público Juan de Mairena, 9 de la mañana. Los alumnos entran en tropel y se instalan en sus clases. Una niña de primaria, de seis años, es sacada de su clase por la tutora, la “seño”, porque hoy toca Religión. Sus 24 compañeros se quedan, calentitos, en el aula. Nuestra niña es conducida a la Sala de Profesores, a repasar su cuaderno de Alternativa. Suele pasar la hora en compañía de su tutora. Pero no hoy, es la hora del café, y la niña queda al cuidado de una interina. En lugar de la Alternativa, la pequeña repasa Mates o Inglés. Se aburre en la desangelada y fría sala. El pasado otoño eran cuatro los peques de su clase los que hacían Alternativa, y terminaban en el cuarto de las escobas, recortando figuritas de cartulina. Este año está sola.
En el barrio, la mayoría de las familias no van a misa, son católicos de palabra. Se han vuelto seculares, pero mantienen a sus hijos en Religión. Socialmente son tradicionales, creen que Dios está de su lado, hacen sus bautizos y comuniones, pero no pagan el impuesto religioso, y las iglesias están vacías. De hecho, sólo el 34% de los católicos en España marca la casilla de fondos para la Iglesia. Una minoría de familias estamos por un espacio educativo laico, ético y ciudadano, pero el Estado no nos apoya.
Sostiene el teólogo Juan José Tamayo: “El Estado laico es imposible en España. Lo impide la Constitución, que niega los principios de igualdad y neutralidad en materia de religión. Lo dificulta aún más el concordato de 1979 con el Vaticano, que llena de privilegios a la Iglesia. Al PSOE le corresponde una responsabilidad en esta situación, ya que durante más de veinte años en el poder se ha comportado como un rehén de los obispos”.
Según José L. Iglesias Fernández, presidente de Asturias Laica, nunca se ha cumplido la aplicación del derecho a la libertad de conciencia. Lejos de ser neutral, el Estado es ya el contratista de 15.000 catequistas católicos, y ha introducido la religión católica como asignatura escolar en todos los colegios. Además, se ha quebrado el modelo educativo a través del sistema de conciertos, dividiendo la enseñanza en pública y concertada. Lo público, una vez más, está devaluado, degradado, frente a los colegios privados, confesionales, que tienen a Dios de su lado, y un ideario nada alternativo.
El nuevo Gobierno del PP terminará con el modelo educativo socialdemócrata, que pretendía la igualdad de oportunidades y la gratuidad de la enseñanza. La alternativa de la derecha en Educación está muy clara: una mayoría de enseñanza privada confesional católica concertada. En cambio, la enseñanza pública estará en pésimas condiciones, en una crisis permanente.
Sin embargo, los que somos padres, junto con los profesores que sienten como ciudadanos libres, tenemos que ser optimistas, en cuanto que somos educadores. Me dice una amiga, Laura Martín, que somos responsables de quienes domesticamos. Eso es, hay que nadar, remontar la corriente, y ocuparnos de criar a nuestros cachorros. Es como dice Savater, “hay que tener el valor de educar”. Sí, pero una “educación para la Humanidad”, según la expresión de Kant.
Ante este panorama, los padres tenemos que echarnos al monte. Asociaciones, cooperativas y Ampas ya se organizan y plantean la alternativa a la Alternativa. Gente como Mirabal Ampa, los Altos Colegios Macarena o Ampas en Lucha han dejado la contemplación y el pesimismo a un lado, y claman: “Si no se mueven… nos movemos nosotros”. Es así como damos un paso al frente por los niños, que se lo merecen, y por una sociedad más igualitaria, libre de las sotanas del oscuro Rouco.
“El país en el que he crecido y vivo,
Tiene a Dios de su lado,
Nunca se hacen preguntas,
Cuando Dios está de nuestro lado,
Porque no se cuentan los muertos,
Cuando Dios está de tu lado”.
Bob Dylan
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14/06/2012 · Francisco Ortiz Romero · NOTON
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* Francisco Ortiz Romero es documentalista y licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Sevilla. Este texto fue publicado en la Revista NOTON nº6.
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* Francisco Ortiz Romero es documentalista y licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Sevilla. Este texto fue publicado en la Revista NOTON nº6.
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