A pesar de que Vargas Llosa afirmara Madrid es "ciudadela de democracia y libertad" gracias a Esperanza Aguirre
para mí representa todo lo contrario: un icono del poder del dinero
pasando por encima de los pobres, la quintaesencia del desmembramiento
de lo público, la esquizofrenia de la posición social según el nivel de
renta, la persecución del inmigrante (redadas ilegales buscando
"ilegales" en Lavapiés), el culto a la autoridad sin juicio, las formas
como tapadera de corruptelas y así un largo etc.
Esperanza
Aguirre, en definitiva, es una representante "perfecta" de toda una
casta de políticos a los que aborrezco profundamente y de los que
podemos encontrar ejemplares en todos los partidos; desde la IU que
pacta con el PSOE en Andalucía por cuatro sillones, hasta el PP de esta
señora, pasando por el PSOE de Griñán, los EREs y todo lo demás...
España está gobernada por criminales, que detentan el poder político
tanto como el judicial (Carlos Dívar en Marbella). España está podrida,
es un cadáver "intervenido" y apestado. Y su brillante selección no
puede evitar el hedor de la descomposición.
No
lo leerán, pero si lo leyeran, aquellos que se rasgarían las vestiduras,
se llamarían a si mismos patriotas y me atacarían por representar la
“Antiespaña”, son los mismos que ganan dinero con la miseria de los
españoles (o a los que estos tienen engañados). Su monopolio de la
bandera roja y gualda, los símbolos y demás parafernalia son la coartada
de un crimen. Yo les acuso aquí y ahora de asesinos, ellos que
defienden de palabra la marca España y que portan todos sus símbolos, son
los asesinos de este país y quienes han sembrado la pobreza entre sus
habitantes (en su fuero interno lo saben).
¡Abajo todas sus banderas!
En
cuanto a Vargas Llosa, bueno, el típico intelectual burgués y bien
avenido, que viviendo en su burbuja es incapaz de comprender y
solidarizarse con la violencia estructural del sistema. Hace poco leí el
prólogo que escribiera para una compilación de cuentos de Cortázar, en
ella (muy bien escrita) mostraba una total incapacidad de comprensión
hacia la posición política y el pensamiento político de su colega el
escritor argentino. El espíritu burgués es una venda en los ojos
demasiado opaca, Vargas Llosa hace visible su ceguera cada vez que abre
la boca en público, pero no perdamos el tiempo con él.
Esperanza
Aguirre... Ella es también un monumento a la estulticia, al clasismo,
al culto zombie a los símbolos y tradiciones. Tanto interés en defender
la tauromaquia y el protocolo... detrás de este tipo de actitudes nunca
he visto otra cosa que una defensa acérrima de los privilegios
adquiridos generación, tras generación. Cúpulas religiosas o civiles,
todo es lo mismo, su único objeto es justificar el poder de los ricos
sobre los pobres. Poder que no se basa en el conocimiento, sino en la
ignorancia. En cultivar la ignorancia, en extenderla como una peste, por
eso los ataques a la enseñanza pública, por eso los recortes en
sanidad... Quieren una sociedad servil, atontada por los símbolos,
maravillada por las cruces, alegre por los toros, agradecida a la
infecta monarquía por esta farsa de democracia, que envilece al pueblo,
que lo sume en la mediocridad sin remedio. Para que mientras tanto los
dueños de los símbolos (porque los símbolos tienen dueños) puedan vivir
en el lujo, al tiempo que el español medio mata el tiempo libre de su
trabajo precario o su frustración por el desempleo delante de una
pantalla, atolondrado ante algún circo.
Decía Debord que nuestra sociedad consiste en la repetición constante del espectáculo de si misma, expulsando al espectador, cosificándolo; haciendo de él mera carne para la picadora, alimento de la maquinaria pérfida del sostenimiento del sistema de clases. A la gente se le ofrece una y otra vez lo mismo, ritos religiosos o laicos que hacen de ellos espectadores felices de su esclavitud. Pero la mayoría no es consciente de ello, duerme el españolito soñando en el hermoso país que han inventado para él.
Todos los países son mentira, también todas las Iglesias.
A Esperanza esto no le preocupa, tiene muchos votos, votos de buenos españoles, españoles que han sido adiestrados para su miseria, para no rechistar, para defender eso que llaman autoridad y oponerse con firmeza a quienes cuestionen el poder del dinero.
Esperanza Aguirre es la reina del país de las cadenas y Vargas Llosa su poeta.
A ambos y a toda su casta ¡todo mi desprecio!
Carlos G. de Castro / NOTON
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