El Punto Vicenc...
Visitar un colegio español se parece mucho a entrar en el hogar de una familia con muchos hijos, pocos metros cuadrados y problemas, muchos problemas. Si descendemos de norte a sur (igual a escala europea que a española), los problemas crecen. Todos, hasta el profesor más optimista, hemos interiorizado que la educación en España es un desastre. También los alumnos viven con naturalidad con la idea de que son los protagonistas de una educación en chatarra. Educación de barracón.
Pero la realidad a veces, como es el caso, machaca las sensaciones unánimes e introduce algunos matices. Nunca la educación española había estado tan bien. En los 70 había 2,5 millones de analfabetos y medio millón de universitarios. Hoy hay medio millón de analfabetos y 5 millones de universitarios. La tasa de fracaso escolar, que ronda el 30%, es escalofriante. Pero antes era del 35%, con un alumnado más homogéneo y socialmente filtrado.
La educación española está lejos de ser el ideal de nada. Se parece al paradigma educativo finlandés lo mismo que un huevo frito a un iPad. Pero ha tenido que hacer frente a una transición social más abrupta que en casi cualquier otro lugar. En la mayoría de países de nuestro entorno, la transición social se inició tras la II Guerra Mundial a lo largo de medio siglo. En España, desde los 80, se ha llevado a cabo en 20 años. Solo en 2001, el número de hogares encabezados por una única persona era el doble que una década atrás. La casuística familiar puede parecer un asunto menor; es todo lo contrario. El 50% del rendimiento educativo se explica por la situación familiar, advierte el Informe PISA.
¿Dónde han estado, mientras tanto, los Gobiernos españoles?, ¿han intentado acaso encajar un sistema educativo de naftalina a una sociedad que ya nada tiene que ver con la de hace 30 años? Sí, lo han intentado. Comprando ordenadores y unas pocas pizarras digitales. Sin embargo la modernización educativa no es un asunto de tiza o píxel. Sólo se trata de tener mirada larga, de apostar por algo más que reformas express o políticas a velocidad de tweet con plazo a 4 años. Se trata del futuro. ¿Os suena?
07/05/2012 · Vicent Molins // @vicentmolins · NOTON
*Columna publicada en el sexto número de la revista NOTON
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