Contra todo pronóstico el viejo topo ha saltado en Sevilla. Los estudiantes sevillanos han tomado la historia con sus manos y en un acto de verdad han convocado un paro hasta el 7 de junio. En solitario, contra los recortes educativos de Wert y el aumento de las tasas.
Los jóvenes estudiantes en Sevilla han sido conscientes de su fuerza y capacidad, se están organizando; y frente al silencio mediático empiezan a abrir una brecha de esperanza. Pero si otras universidades no se suman al paro, el acto está condenado al fracaso. Advertimos, si Sevilla cae, cae toda la universidad pública.
La lucha no es sólo por la Universidad, ni es tampoco una lucha únicamente generacional, prueba de ello fue la protesta espontánea que estudiantes y personal sanitario protagonizaron el 24 de mayo ante el Parlamento Andaluz (gobernado por la coalición PSOE-IU que ha bajado el sueldo a los empleados públicos). El descontento social es generalizado, como lo es el cinismo de nuestros dirigentes.
Ahora, mientras en NOTON redactamos estas líneas los estudiantes duermen en el Rectorado y preparan un calendario de movilizaciones. La batalla es ahora hacerse escuchar por el conjunto de la sociedad. Los jóvenes son conscientes de que no tienen futuro, realmente no hay nada que perder: si sus reivindicaciones fracasan únicamente les espera el paro y la precariedad laboral. La esperanza no obstante es que en este paro se conozcan, se miren a los ojos y se hagan conscientes de su potencial. En el momento en que sean plenamente conscientes de la globalidad de su lucha, la extiendan a otros sectores de la sociedad y a otros campus, desplegarán un poder de conocimientos capaz de transformar la sociedad.
La prensa reaccionaria, pagada por las élites dominantes, los silenciará. En su afán por conservar sus privilegios en una sociedad que se desmorona, harán todo lo posible para secuestrar ese hecho entre las cuatro paredes del Rectorado. Por ello los estudiantes deben abandonar las aulas y ampliarlas, trasladar su mensaje a la ciudad y extender la antorcha de la rebelión al conjunto del Estado.
Hay muchos ojos puestos en Sevilla, es hora de trabajar, de demostrar que esos a quienes los criminales que nos gobiernan llaman generación perdida, atesoran los conocimientos y la consciencia necesaria para gobernarse a sí mismos, rechazar toda representatividad y crear una sociedad nueva aplicando sus conocimientos a la solución de los problemas realmente existentes: crisis de la vida y crisis medioambiental.
Carlos G. de Castro
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