Es un derecho resguardado constitucionalmente, a expresarse y reunirse en orden en los espacios públicos. Hay que tomar hora para tener un cupo. El Ministerio del Interior, la Intendencia respectiva, debe ordenar el desplazamiento de cada desfile. Este año las mayores ciudades de Chile han sido cruzadas por marchas y más marchas.
Las de los ecologistas, contra Punta Choros, Castilla Hidroaysén, Pascua Lama; contra las termoeléctricas, contra la energía nuclear, contra la contaminación por los automóviles, por el irrespeto a las ciclovías, ciclistas furiosos, ciudadanos que rechazan las antenas de las compañías de telecomunicaciones. Todos celular en mano twitteando sus marchas.
En el conflicto por una Educación Gratuita y de calidad, por ya casi medio año, las marchas se han convertido en fiestas de ingenio. En paralelo, los más novedosos, que parecen venir realmente de ultratumba, por lo desubicados frente a las motivaciones generales, han sido los zombies, siniestros verdugos, sangrantes, descuartizados, resucitados espantosos. Y también han marchado los católicos contra el matrimonio gay y los católicos que protestan por situaciones internas de la Iglesia pidiendo una evangelización más libre de jerarquías.Han estado presentes en las calles los homosexuales que, siendo pocos pero bulliciosos, reclaman matrimonio gay, pero que han perdido cámaras por la inundación de marchantes con otras motivaciones; lo mismo que le ha pasado a Anda Chile, ya tan pasados de moda que aunque se cuelguen de la Moneda pasan desapercibidos.Han marchado los profesores, los de la Salud, los que tienen enfermedades no cubiertas por AUGE; los estafados por La Polar; los que protestan por las farmacias coludidas; los que repudian a las AFP y las ISAPRES; los que protestan contra las constructoras cuyos edificios colapsaron; los que reclaman porque las constructoras inmobiliarias se toman las ciudades de manera invasiva. Se han sumado con sus propias marchas la CUT, la ANEF, los guachacas que solidarizan con todos y los de la barra brava del Colo Colo por sentirse discriminados.
Durante las marchas se han hecho el pino los compadres que venden limones; los contratistas que deben reponer semáforos, los fabricantes de señalética, los negocios que venden mantones para encapuchados. Las movilizaciones más dulces fueron las besatones o maratones de beso que llenaron espacios públicos de feromonas. Sin necesidad de que venga Tunik, en las marchas se han mostrado cuerpos pintados de vistosos colores. Ha habido carros alegóricos de guanacos o zorrillos; hemos tenido el thriller de Michael Jackson frente a la Moneda; con máscaras y maquillajes de cadáveres sangrientos, los zombies en sus declaraciones han sido los más buena onda, pacíficos a concho, expresando su amor y su interés en compartir la marcha con los indignados, para simplemente compartir y pasarlo regio. Las tribus urbanas, los jubilados, los vendedores ambulantes, todo Chile en la calle, la tónica del Siglo XXI, todos conectados por las redes sociales.
Pero están también los patos malos, el lumpen resentido que llega a todas las marchas con cuadrillas de vándalos que encienden las barricadas en forma itinerante; los que arrastran a turbas de saqueadores que lo invaden todo, que destruyen un banco de plaza, un pequeño negocio de barrio, un humilde taxi o el autito de una montepiada. Esa ha sido la mancha negra de un movimiento que captó por su limpieza y alegría, las simpatías de grandes mayorías. Los vándalos son enemigos enquistados que buscan simplemente provocar y aprovecharse del caos. Confundidos en las marchas, esos desalmados, con su organizada violencia, han hecho suyas las legítimas marchas ciudadanas.Periodismo Independiente, 23 de Octubre de 2011.
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