Dos policías vestidos de paisano detienen en la puerta de su casa a uno de los piquetes del Rectorado del pasado 29 de septiembre cuando salía a comparar el pan.
El miedo paraliza y esto es algo que los poderosos conocen bien. El jueves 21 de octubre, tres estudiantes de la Universidad de Sevilla fueron detenidos ante la puerta de sus respectivas viviendas acusados de atentar contra la autoridad. Una autoridad vestida de antidisturbios que el pasado 29 de septiembre se concentró en el Rectorado y no dudó en cargar contra profesores y alumnos unidos en piquete informativo ante una de las entradas del edificio y fue esta autoridad la que agredió primero a los ciudadanos que ejercían su derecho. Varios estudiantes sufrieron agresiones y un agente recibió un golpe en la nariz. El causante del daño fue detenido. Pero esto no es una cuestión de quién golpeó primero, sino del miedo que se pretende infundir en la sociedad para frenar cualquier ápice de movimiento social que pueda provocar un cambio en el sistema. El abogado de los detenidos, Luis Ocaña, considera que la actuación de la policía ha sido “desproporcionada y sorprendente”, ya que podían haberlos requerido mediante una notificación judicial. Los tres estudiantes se encuentran ahora en libertad provisional sin fianza a la espera de juicio, pero la policía busca a 15 personas más. Colectivos y organizaciones reunidos el 29 de septiembre en el Rectorado, como el SAT-US o la Plataforma Universidad y Compromiso han decidido convocar una concentración el próximo miércoles 27 de octubre a las 13:00 en el Rectorado para apoyar a sus compañeros.
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