La maratón de protestas contra la reforma de las pensiones emprendida por Sarkozy cumplió este sábado su octava etapa, demostrando que el movimiento obrero goza en Francia de buena salud. La ofensiva que el liberalismo libra en Europa a través de sus gobiernos títeres contra la clase trabajadora, se ha encontrado en el país galo con un hueso duro de roer. Más de dos millones de franceses, algo menos que el miércoles, salieron ayer a las calles para decir NON! No a la reforma de las pensiones. Un punto de vista compartido por la nada desdeñable cifra del 70% de la opinión pública.
La situación en Francia difiere enormemente de la de España. A pesar de que en ambos estados los trabajadores se enfrentan al mismo mal: las reformas antisociales impuestas por los mercados – que parecen ser lo único libre en los tiempos que corren –, mientras en el país transpirenaico el 60% de la población ve con buenos ojos las movilizaciones y cree que debieran continuar hasta que el gobierno rectificase, gran parte de la ciudadanía española rechaza cualquier tipo de acción y al tiempo que esgrime que los sindicatos ya no representan a nadie, omite tomar el toro por los cuernos y representarse a si misma de forma autónoma para reivindicar sus derechos. Es decir, ni quiere que la representen, ni quiere representarse a si misma... Algo muy hispano y castizo por otra parte. Prueba todo ello de que a la hora de hablar de conciencia social en el Reino de España, sería más adecuado usar el término subconciencia social que otra cosa.
Al igual que en nuestro país también en la vecina República los medios de la reacción arremeten contra los sindicatos y tratan de criminalizar las movilizaciones, dando oxígeno a un pequeño Nicolás atrincherado entre cordones policiales y gases lacrimógenos. Que sí ayer pululaban por los suburbios parisienses, dónde se hacinan negros y árabes en paro, hoy se trasladaron en sus flamantes furgonas a lugares más céntricos, para codearse en plazas como la Bastilla con obreros y estudiantes. La diferencia radica en que el pueblo francés, desde su Revolución de 1789, pasando por la Comuna de 1871 o el Mayo de 1968, sabe perfectamente que nada se consigue sin lucha, que a los trabajadores nunca el poder (que ahora son los mercados) les ha dado nada, y que todo lo que tienen es su consciencia de padecer un problema común. Y es esa consciencia obrera la que en su desarrollo generó el Estado del Bienestar, e igual que ella es su origen, el día que desaparezca la una, en ese mismo instante, desaparecerá el otro. Los franceses los saben y actúan. Los españoles no lo quieren saber, por eso duermen.
CARLOS G. C. EXPÓSITO
Si en Francia los socialistas están manifestándose y detrás de las pancartas y en España que gobiernan nos imponen y aplican reformas que atentan al trabajo y a los derechos laborales¿Es este un mundo de locos?. Algo tiene que cambiar,esta situación es insostenible para los paises,no como algo abstracto,como parecen ser los Mercados,sino formado por PERSONAS con verdadera NECESIDAD de TRABAJO.
ResponderEliminarMagnífico artículo Carlos. Me gusta la dicotomía de su título y de su contenido.
ResponderEliminarGracias Limia. Luego nos preguntaremos por que nuestros vecinos están mejor que nosotros...
ResponderEliminarSaludos