¡Mírame a los ojos y dime,
dime que es mentira!
Que no es verdad que llegan
en esas barcas, ahora vacías.
Que vienen como fantasmas,
con brazos y ojos que no miran.
Que no ves las perlas en su frente
ni la humedad en sus cuerpos,
ni las migajas recogidas.
¿Hay tristeza en sus pupilas?
¡Triste tú, que desechas lo que otros necesitan!
Dímelo, grita. ¡Dime que es mentira!
Que las barcas se mecen ...
... en unas aguas tranquilas.
Que no es verdad que llegan
en esas barcas, ahora vacías.
Que vienen como fantasmas,
con brazos y ojos que no miran.
Que no ves las perlas en su frente
ni la humedad en sus cuerpos,
ni las migajas recogidas.
¿Hay tristeza en sus pupilas?
¡Triste tú, que desechas lo que otros necesitan!
Dímelo, grita. ¡Dime que es mentira!
Que las barcas se mecen ...
... en unas aguas tranquilas.
Mercedes Expósito
Maravillosa escritura tu que sientes...
ResponderEliminarHace una semana pude conocer y charlar brevemente con unos costamarfileños que llegaron hace casi un mes en cayuco a Canarias. Se encuentran ahora en un centro de acogida. Una sonrisa de alivio y una miradade cierto asombro traslucía la gratitud de sus almas errantes. Pensé en su terrible travesía y me estremeció sólo imaginarla.
ResponderEliminarEstimado Charly, quiero felicitarte por tu blog, es una maravilla!
ResponderEliminarGracias por tu visita. Espero poder pasar por aquí con cierta frecuencia.
Un abrazo
Para que luego los miserables afirmen que "vienen a robar". Denota que sus familiares no tuvieron que salir contra su voluntad de su tierra en busca de la prosperidad.
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