Dos delfines juegan cerca del desierto de Namibia.| Servaas van den Bosch
Suavemente, Jeanne Meintjes hace discurrir su kayak por la laguna de Walvis Bay, un precioso humedal de la costa namibia, entre cientos de focas que saltan y se sumergen llamando su atención. "Este año hay unas 20.000 focas en la península", cuenta esta mujer, que poco sabe del cambio climático, pero que tiene muy claro que sin peces no hay focas. Y los peces empiezan a escasear. En este ecosistema rico en pescado y nutrientes se están produciendo cambios que "sólo pueden explicarse por el cambio climático", dice Hasahali Hamukuaya, secretario ejecutivo de la Comisión para la Corriente de Benguela. Cambios que, según Hamukuaya, se concretan en que ya no quedan anchoas, ni sardinas grandes o pequeñas. Y eso es algo que podría volver a suceder como consecuencia del aumento de temperatura que está experimentando la corriente de Benguela. Jeanne Meintjes ya ha visto anteriormente lo...
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