ESTEBAN DE MANUEL | Escribo estas reflexiones a partir de lo escuchado y visto ayer en la Jornada Andaluza por el Derecho a la Vivienda. Fue una jornada emocionante cuyo final se estrelló contra la prepotencia del poder.
Por la mañana, en la Plaza del Pumarejo, símbolo de la resistencia a la especulación con la vivienda en Sevilla, nos dimos cita para confluir en un movimiento andaluz por la vivienda digna. Convocaban el grupo 15M de Vivienda, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, Stop Desahucios. Nos sumamos entidades que luchan por la rehabilitación de sus barrios como la FEA en Parque Alcosa, los yayoflautas, que se encargaron de la comida popular, los participantes en el encuentro estatal de universidades para el cambio social, los participantes en el seminario DesBordes Urbanos, …. Fue emocionante ver el empoderamiento, a partir de la organización, de quiénes están sufriendo en sus carnes las consecuencias de la mala política de los gobiernos pro-bancos. Tomaron la palabra sucesivamente vecinas del Pumarejo, de La Corrala La Utopía (de enhorabuena por el acuerdo recientemente alcanzado que les permite continuar en sus viviendas), de Plataformas de Afectados por la Hipoteca de Málaga y de otros lugares, de Stop Desahucios,… Ambiente magnífico y festivo propio de la toma de conciencia de que la organización y la creación de redes y un gran movimiento empieza a dar resultados, de que es el camino. Me impresionó especialmente una vecina que contó emocionada como desde niña el poder le había enseñado a tener miedo a los terroristas y que ahora, de adulta, había aprendido que quién realmente la aterroriza es el poder, de los bancos y de sus gobiernos. Indignada expresaba lo que es un creciente clamor: los bancos reciben ayudas públicas a costa de los recortes sociales, desahucian a la gente, la obligan a seguir pagando las hipotecas una vez despojadas de sus casas, y dejan de pagar las cuotas de las comunidades y del IBI.
Todo esto es posible porque las reglas de juego las hacen sus gobiernos, los que priorizan los beneficios de la banca, el rescate de la banca, con el sacrificio de los pueblos a los que dicen representar legítimamente. Y todo esto no podría sostenerse sin que el poder tuviera los resortes de la formación de opinión, con la capacidad de crear un discurso que libera de culpa a los culpables y culpabiliza a las víctimas. Ejércitos de tertulianos, periodistas en nómina, radios, televisiones y periódicos en manos del poder, el verdadero poder, el económico, son necesarios para que esta situación se sostenga. Los culpables de los desahucios son los desahuciados que adquirieron una hipoteca por encima de sus posibilidades y nos han metido a todos en la crisis. Ese es el discurso del poder y ha calado en buena parte de la población. La batalla por el derecho a la vivienda, como la batalla por el derecho al trabajo y los demás derechos sociales se juega en la mente, en la forma de ver la realidad. Y sabemos que jugamos con desventaja: el aparato de formación de opinión en manos del PODER es tremenda. Pero siempre ha sido así y no hay poder capaz de sostener indefinidamente una situación de flagrante injusticia como la actual, si la gente nos organizamos, si nos comunicamos, si difundimos, si contamos lo que vimos ayer y lo contrastamos con lo que cuenta la prensa amarilla. El poder y la minoría enriquecida con el empobrecimiento de la mayoría no es consciente de que puede estar, como la muchacha de El Columpio pintada por Fragonard, sobre un volcán a punto de estallar. Este cuadro se pintó poco antes de que estallara la Revolución Francesa y simboliza lo alejada que estaba de la realidad esa clase noble privilegiada. Los más inteligentes de entre los ricos y poderosos son conscientes de ello, pero la avaricia de la mayoría de ellos no tiene límite y su prepotencia es infinita.
Por la tarde la manifestación nos deparó la sorpresa de saludar la constitución de una nueva corrala, La Ilusión, en la calle Lumbreras. Fue emocionante asistir al encuentro entre manifestantes y familias realojadas, constatar la fuerza que da la unión, la solidaridad,… La manifestación continuó su recorrido hacia la emblemática plaza de las Setas cuanto todo se desencadenó. Unas compañeras que se habían quedado junto a la Corrala nos avisaron de que unos antidisturbios habían llegado con intención de desalojarla. Dimos media vuelta y acudimos a impedir el desalojo. La policía se vio sorprendida y tras unos momentos de incertidumbre empezaron a cargar, sin previo aviso, contra los pacíficamente convocados, desde los dos extremos de la calle Lumbreras. Atónito vi como la emprendían a golpes contra dos personas que estaban justo a mi lado. La reacción de la gente fue levantar las manos y gritar NO TENEMOS MIEDO. Hoy Diario de Sevilla reproduce la versión del poder. En su diario se puede leer esta mentira: “El arresto de produjo después de que un grupo de manifestantes, según fuentes policiales, arrojaran piedras y botellas e intentaran agredir con palos a los agentes que se desplazaron hasta el citado inmueble para controlar la situación, dos de los cuales resultaron heridos”. Mientras, una periodista de la Sexta fue detenida y le fue incautado su material de trabajo: el poder no quiere testigos. Hay dos formas, afortunadamente de entender la función social del peridismo. Parodiando a la vecina que nos habló por la mañana, de pequeños nos enseñaron que no se pega y no se miente. Hoy nos pegan y nos mienten quiénes deberían protegernos de los que agreden y desahucian a la sociedad. Y la prensa amarilla les da crédito. Allí estábamos y lo vimos: nadie arrojó nada a la policía, la policía debió recibir órdenes de disolver la concentración y empezó a pegar. Pero no tenemos miedo y esa es nuestra mejor arma. Sabemos que tenemos razón, que no es posible sostener tamaña injusticia y no lo vamos a permitir. ¡Larga vida a las Corralas!
25/11/2012
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