Estudiantes, ¡sin miedo!

NOTON / @notonida | Los estudiantes han hecho bien pasando de la indignación al enfurecimiento. Han tenido valor hasta para manipular - en Sevilla - los símbolos; cuyo  respeto, en el fondo, está ligado al terror.

En una sociedad de clases como la nuestra, los símbolos son las llaves de la perpetuación del orden social imperante, perderles el respeto es el paso uno para subvertir el control de los dueños de la sociedad. Por eso, un periódico monárquico y conservador como ABC no tardó en atacarlos con furia, únicamente defendía los privilegios de sus dueños.

Imagen de Contrafoto21

El miedo al colapso financiero, instigado desde los medios institucionales que reducen la realidad al teatro apocalíptico de la Realpolitik, es la vara con la que se golpea al cuerpo social hasta volverlo dócil. Pero los estudiantes ya han esquivado esa vara una vez, las mentiras mediáticas y la censura no han mermado hasta ahora la fuerza de sus movilizaciones; esquivarán de nuevo esa vara y quizás, con el apoyo del resto de la sociedad, devolverán el golpe. Aún queda una semana de paro y la razón está de su parte.

La destrucción de la universidad pública, iniciada con la LOU, es sólo un movimiento más de una siniestra partida que Margaret Thatcher y Ronald Reagan comenzaran en los años 80. Desde entonces el poder capitalista ha tratado de fomentar la escasez entre la población. El secreto de la mercancía, hoy en día, es una voz detrás de cada artículo que dice "tú puedes ser el siguiente en no permitirse comprar, calla, no te metas en líos, obedece". Y es que la escasez controlada es una poderosa herramienta de control social, como bien sabían el monstruo soviético y el monstruo maoísta (en la actualidad modelo a implantar, el futuro es la miserable China).

Poseer acceso al consumo de mercancías, bajo la espada de Damocles del miedo a perderlo, convierte al individuo en títere del poder, independientemente de la cara con que se presente: liberal capitalista o burocrático socialista. Los estudiantes empiezan a ser conscientes de ello, cuando defienden la educación como un derecho frente a quienes quieren convertirla en una mercancía accesible solamente a bolsillos privilegiados. Y saben además que no necesitan guías, rehuyen las formar burocratizadas de organización cuando rechazan la tutela de partidos políticos (de cualquier partido político), sindicatos, líderes o banderas... La organización es asamblearia, sin grandes burocracia ni jerarquías, y las estructuras piramidales algo que repugna al grueso de los movilizados. El 15M ha sido una buena escuela para esta juventud que marcha (la última libre en España si el devenir de los acontecimientos no se invierte).

Hay por supuesto sectores reaccionarios entre los estudiantes. Un primer grupo, proveniente de familias capaces de soportar el aumento de las tasas, presiona para terminar el paro y expulsar de facto a sus compañeros de clase trabajadora (quienes en el futuro podrían acabar trabajando por salarios basura para su ocio). Un segundo grupo, impregnado por el miedo, desea nadar y guardar la ropa, movilizarse para lavar la consciencia pero sin arriesgar nada, forzando la vuelta al redil a la primera complicación. Los universitarios que quieran ganar realmente su lucha no deben escuchar a ninguno de los dos grupos: al primero lo mueve la avaricia, al segundo el miedo. Ninguno de estos motivos es un argumento válido.

Escribía Greil Marcus lo siguiente en Rastros de Carmín. Una historia secreta del siglo XX:

Arendt (Hannah) contaba una historia: un miembro de las SS es reconocido por un antiguo compañero judío de instituto cuando éste es liberado de Buchenwald. El judío se queda mirando a su antiguo amigo, y el de las SS dice: "Debes comprenderme, he estado cinco años en el paro. Pueden hacer lo que quieran conmigo".

El partido nazi no llegó al poder en Alemania por un "gen racista" de los alemanes. Sus causas son varias y señalar una sola para explicar algo tan complejo es un reduccionismo. Pero quizás la fundamental fue la miseria. La miseria genera el miedo, y el miedo puede convertir a cualquier ser humano, suficientemente acobardado, frustrado, desesperado y humillado en un verdugo. Por eso los que dicen que cuanto peor mejor se equivocan y son unos lunáticos, cuanto peor, ¡peor!

Un alto nivel de paro produce un gran número de "rompehuelgas" útiles al poder y también una estimable reserva de mano de obra barata que hace decrecer el salario de todos los demás. El miedo jamás ayuda a cambiar nada, el miedo es contrarrevolucionario, el miedo empeora todo y hoy, es el peor enemigo de los estudiantes y más peligroso que diez pelotones de antidisturbios dispuestos para cargar.

Ahora, una vez dado el paso, una vez iniciado el paro, los estudiantes no deben abandonar, habría que recordar aquí las palabras de Saint Just durante la Revolución Francesa: "Quién hace una revolución a medias cava su propia tumba". Si los universitarios se rinden las clases trabajadoras no tendrán acceso a la educación superior y no les espera otra cosa que la ruína de una vida precaria.

Por eso:

Estudiantes, ¡sin miedo!

¡LA EDUCACIÓN NO SE VENDE, SE DEFIENDE!

31/05/2012 · NOTON