20/02/2011
EDITORIAL
A nosotros, que nacimos en democracia...
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Imagen de Dos Jotas para NOTON 4 |
Descendamos ahora algunos sillares en la pirámide y centrémonos en el caso español y la situación de los jóvenes en España, casi siete años después de que el 14 de marzo de 2004 José Luís Rodríguez Zapatero y el PsoE hicieran popular aquel etéreo “No nos falles”. Tras siete años de gobierno “socialista” cabría señalar el siguiente dato: en el cuarto trimestre de 2010, España contaba con un 42,8% de paro juvenil, 29 puntos por encima de la media mundial y 24 puntos por encima de la europea. Cifra que debería analizarse teniendo en cuenta los contratos precarios y temporales de aquellos que sí han conseguido un puesto en el mercado laboral, pero que no viven exclusivamente de sus ingresos. En nuestro país, un 53,9% de los jóvenes de entre 25 y 29 años dependen económicamente de la ayuda de sus padres o de la Renta Básica de Emancipación de 210 euros que facilita el Estado. Estas soluciones sólo retrasan la acción política necesaria ante este problema social, que está provocando la emigración de jóvenes cualificados españoles. Tanto la fuga de cerebros como las cifras de jóvenes sin empleo o en situación precaria se reconocen ya como “generación perdida”.
Los medios de comunicación institucionalizados, o estudios sobre la juventud (como el realizado por la Fundación SM), sólo presentan a unos jóvenes cautivados por los “botellones”, el culto a la imagen o el dinero rápido, obviando a una generación informada, formada y capaz de analizar y criticar la realidad. Una generación que pone en peligro al orden mundial establecido, basado en la desigualdad y en la falta de compromiso político. Pero ¿dónde están esos jóvenes? En Túnez y en Egipto cuentan con un paro juvenil superior al 30% y las movilizaciones que han llevado a cabo están provocando cambios que miramos con asombro y expectación desde Occidente.
Las reformas de las pensiones que el gobierno, la patronal y los sindicatos mayoritarios han pactado, representan la sepultura de los jóvenes españoles. Para jubilarnos a los 65 deberemos cotizar 38,5 años, lo que significa que deberíamos cotizar de manera ininterrumpida desde los 26,5 años. Por otra parte, serán 37 los años de cotización necesaria para alcanzar una pensión completa a los 67. Pensión a la que se le aplicará un coeficiente reductor por cada año menos cotizado. Además, debemos tener en cuenta la presumible disminución de las cuantías de las pensiones al ser calculadas sobre los últimos 25 años trabajados en lugar de los últimos 15. Si miramos las cifras de desempleo actual y la precariedad de los contratos a los que pueden acceder los jóvenes, nos daremos cuenta de la imposibilidad de cobrar una pensión completa. La idea que subyace a esta reforma es la obra maestra de los mercados: los fondos privados de pensiones, como han explicado economistas como Juan Torres; catedrático de Economía Aplicada de la U.S. Adelgazar el sistema público significa abocar a la clase trabajadora a contratar planes privados que complementen sus pensiones; esto es, entregar los ahorros de los trabajadores a la banca.
La Organización Internacional del Trabajo, presentó el año pasado, con motivo del Año Internacional de la Juventud, el informe sobre Tendencias Mundiales del Empleo Juvenil. En él, recomendaba a los gobiernos que no dejasen de invertir en educación y generasen políticas de inserción laboral para los jóvenes. Sin embargo, el gobierno español destinará 1800 millones de euros menos para Educación en 2011, según datos del diario El País.
Ante el presente y el futuro que nos espera, a nosotros que nacimos en democracia, ¿qué estamos haciendo? ¿a qué esperamos para defender nuestro derecho a un trabajo y a una vida digna?
Los jóvenes españoles, formados y responsables, están marginados del mundo laboral. Tras duros años de exámenes y de preparación, gobiernos incompetentes los condenan a malvivir, a la desesperación, o a marcharse de España. ¿Hasta cuando?. Los jóvenes españoles no son menos que los tunecinos, egipcios, marroquíes y de otros países árabes.
ResponderEliminarLos jovenes en los paises árabes,no tienen "el colchón" familiar,ni las escuelas taller,ni los 400 euros...no tienen absolutamente nada y es esto lo que les echa a la calle a dar incluso su vida, con la esperanza de una vida mejor para ellos y para los que vienen detrás,estos que vienen detrás en España,puede que se echen también a la calle pues no van a tener tampoco nada
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