ORIGINALMENTE PÚBLICO
Economista de la Universidad de Texas. Entrevista: Pere Rusiñol.
James K. Galbraith, estadounidense de 58 años, es uno de los más renombrados economistas “heterodoxos” en EEUU. Heterodoxo es ya una etiqueta que, incluso en la América de Barack Obama, se aplica también a la tradición keynesiana que tanto tuvo que ver en la construcción del Estado del bienestar. Uno de sus más lúcidos exponentes fue John Kenneth Galbraith, colaborador de John F. Kennedy y uno de los grandes economistas del siglo XX, cuya estela sigue ahora su hijo James, formado en Harvard, Yale y Cambridge, y profesor de la Universidad de Texas, que atiende a Público por teléfono desde EEUU.
¿Qué tendría que hacer la izquierda para recuperar el poder en a UE?
Me temo que tardará muchísimo en hacerlo, suponiendo que lo logre.
Si Obama sigue al frente de la primera potencia, ¿por qué no puede conseguirse algo parecido en la UE?
Obama despertó una gran ilusión en el mundo progresista, que se ha ido transformando en una gran desilusión. Le quedan muy pocos elementos progresistas. Pero incluso si Obama fuera lo que creíamos, el problema de Europa sigue siendo profundo: la derecha tiene una gran presencia en las instituciones de la UE y particularmente en los elementos clave, como el Banco Central. El margen es muy estrecho.
Pero las elecciones permiten alterar la situación actual, que es consecuencia de que en la gran mayoría de países gobierna la derecha.
El problema es que toda la política gira alrededor de las elecciones y estas tienen pocas consecuencias de calado. La gente vota, pero nada cambia, salvo en cuestiones muy menores. No hay margen para modificar lo importante.
¿Y qué es lo importante?
Reducir el poder económico y político del sector financiero, que empuja para desmantelar el Estado del bienestar. El Estado debería poder controlar a los poderes económicos, pero es el sistema financiero el que controla el Estado.
¿Cómo puede intentarse en un solo país en la era de la globalización?
Toda la izquierda debería estar pensando en cómo lograr este objetivo en los tiempos actuales. Y no sólo la izquierda: me atrevería a decir que la gente de buena voluntad. Pero, al mismo tiempo, la globalización no debe ser una excusa para no hacer nada: algunos países han hecho cosas interesantes, sobre todo en América Latina, donde ha avanzado la democracia. ¿Cómo se ha conseguido? Volvemos a lo mismo: parando los pies al poder financiero y siendo persistentes en el compromiso para la mejora social.
Pero con la situación de asedio que atraviesa la UE, ¿es realmente factible?
Se puede ser todo lo gradualista que se quiera, pero con un rumbo claro: si se quiere salir de la crisis y avanzar en la democracia, necesariamente hay que reducir el poder de los bancos. Hoy, los bancos mandan más que los gobiernos. Si no lo cambiamos, ni se saldrá de la crisis ni se recuperará la izquierda.
Economista de la Universidad de Texas. Entrevista: Pere Rusiñol.
James K. Galbraith, estadounidense de 58 años, es uno de los más renombrados economistas “heterodoxos” en EEUU. Heterodoxo es ya una etiqueta que, incluso en la América de Barack Obama, se aplica también a la tradición keynesiana que tanto tuvo que ver en la construcción del Estado del bienestar. Uno de sus más lúcidos exponentes fue John Kenneth Galbraith, colaborador de John F. Kennedy y uno de los grandes economistas del siglo XX, cuya estela sigue ahora su hijo James, formado en Harvard, Yale y Cambridge, y profesor de la Universidad de Texas, que atiende a Público por teléfono desde EEUU.
¿Qué tendría que hacer la izquierda para recuperar el poder en a UE?
Me temo que tardará muchísimo en hacerlo, suponiendo que lo logre.
Si Obama sigue al frente de la primera potencia, ¿por qué no puede conseguirse algo parecido en la UE?
Obama despertó una gran ilusión en el mundo progresista, que se ha ido transformando en una gran desilusión. Le quedan muy pocos elementos progresistas. Pero incluso si Obama fuera lo que creíamos, el problema de Europa sigue siendo profundo: la derecha tiene una gran presencia en las instituciones de la UE y particularmente en los elementos clave, como el Banco Central. El margen es muy estrecho.
Pero las elecciones permiten alterar la situación actual, que es consecuencia de que en la gran mayoría de países gobierna la derecha.
El problema es que toda la política gira alrededor de las elecciones y estas tienen pocas consecuencias de calado. La gente vota, pero nada cambia, salvo en cuestiones muy menores. No hay margen para modificar lo importante.
¿Y qué es lo importante?
Reducir el poder económico y político del sector financiero, que empuja para desmantelar el Estado del bienestar. El Estado debería poder controlar a los poderes económicos, pero es el sistema financiero el que controla el Estado.
¿Cómo puede intentarse en un solo país en la era de la globalización?
Toda la izquierda debería estar pensando en cómo lograr este objetivo en los tiempos actuales. Y no sólo la izquierda: me atrevería a decir que la gente de buena voluntad. Pero, al mismo tiempo, la globalización no debe ser una excusa para no hacer nada: algunos países han hecho cosas interesantes, sobre todo en América Latina, donde ha avanzado la democracia. ¿Cómo se ha conseguido? Volvemos a lo mismo: parando los pies al poder financiero y siendo persistentes en el compromiso para la mejora social.
Pero con la situación de asedio que atraviesa la UE, ¿es realmente factible?
Se puede ser todo lo gradualista que se quiera, pero con un rumbo claro: si se quiere salir de la crisis y avanzar en la democracia, necesariamente hay que reducir el poder de los bancos. Hoy, los bancos mandan más que los gobiernos. Si no lo cambiamos, ni se saldrá de la crisis ni se recuperará la izquierda.
* El subrayado es nuestro.
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