15/12/10
De nuevo, Médicos Sin Fronteras tiene que intervenir en Grecia por las condiciones de insalubridad y hacinamiento en los centros de detención de inmigrantes.
MSF exige al gobierno griego que garantice "unas condiciones humanas y dignas para los inmigrantes y solicitantes de asilo detenidos".
Patricia Simón
Fuente: Periodismo Humano
“En una de las celdas, de unos 200 metros cuadrados, encontramos más de 200 mujeres con niños. De los 68 niños, 36 eran menores de cinco años. Entre estas personas, había 5 mujeres embarazadas en su octavo o noveno mes.(…) Cuando llegamos, las mujeres llevaban días sin salir al patio. Una de las primeras cosas que hicimos fue sacar a los niños fuera de la celda y acompañarles a visitar a sus padres (…)Fue un momento muy emotivo para nosotros ver a padres abrazando a sus pequeños a través de los barrotes, a menudo llorando.(..) Un padre no paraba de preguntar acerca de su esposa y su hijo recién nacido que había venido al mundo hacía pocos días. Su esposa y su bebé estaban aún en el hospital y a él no se le permitía visitarles allí. Le preocupaba que su esposa y su hijo fueran devueltos al centro de detención. También nos dijo que tenía miedo de que él y su familia muriesen allí“.
Estas palabras son un extracto de la carta que publicaba en septiembre de 2009 Ioanna Kotsioni, coordinadora general adjunta en Grecia de los proyectos de MSF para la atención a los migrantes y solicitantes de asilo. Pero Kotsioni ya había trabajado antes en este Centro de detención de inmigrantes, llamado Pagani y situado en la Isla de Lesbos. En junio de 2008, MSF inició una de sus intervenciones catalogadas de Cuarto Mundo, es decir, aquellas que van dirigidas a sectores de población vulnerables en países ricos. Según fuentes policiales, de enero a agosto de 2008, fueron detenidos 69.845 inmigrantes, casi siete veces que en el mismo período en España. La situación geográfica de Grecia la había convertido en el principal puente para hombres, mujeres y niños que llegaban a esta isla procedentes de países en conflicto como Afganistán, Irak o Palestina o países de Europa del Este y africanos empobrecidos. Eran encarcelados en el Centro Pagani, donde según ACNUR había más de 850 en un espacio destinado a 300. Tres meses más tarde, MSF decide
no continuar con su intervención por la falta de colaboración de las autoridades: “En muchas ocasiones el equipo médico se vio obligado a examinar a los pacientes a través de las rejas porque a éstos no se les permitía abandonar sus celdas”. Niños presos haciendo huelgas de hambre, colchones quemados dentro de las celdas y sobre todo, las críticas por parte de organizaciones como Human Rights Watch, MSF o ACNUR, así como la campaña de la plataforma europea contra el racismo No borders Lesbos, consiguieron el cierre del Centro con la llegada del nuevo gobierno griego a finales de 2009.
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Centro de detención de Venna 11/2009 (MSF) |
Por eso, Médicos sin Fronteras ha iniciado una intervención de emergencia en los centros de detención de Venna y Fylakio y en tres puestos fronterizos de la policía, en Soufli, Tychero y Feres. De nuevo en Grecia, de nuevo en la Unión Europea. “Anoche, por ejemplo, estaba nevando, la gente está aterida, exhausta. Estamos repartiendo sacos de dormir, kits de higiene porque… en recintos donde hay 100 personas hacinadas sólo hay dos inodoros y dos duchas. Pero además algunos ni siquiera funcionan. Hemos enviado un logista para que los reparen. Hay gente que tiene que dormir en los aseos por falta de espacio”. Ingrid Kircher tiene una trayectoria de más de 20 años en el ámbito de las organizaciones de derechos humanos y ha trabajado en numerosos escenarios en crisis humanitaria. Es decir, no es fácilmente impresionable. Pero en la conversación sale varias veces la frase “condiciones extremadamente malas”.
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Médico de MSF examina a un niño de 13 años que ha sido detenido junto a su primo de 11 años. Puesto fronterizo de la policÌa en Tychero, Evros, Grecia. |
“¿Cómo valoras que Médicos Sin Fronteras tenga que intervenir en un país de la UE?” le pregunto, a sabiendas de que no es una excepción, pero que no deja de ser “paradójico”. “Tenemos proyetos en Francia, en Malta, en Italia y también hemos tenido en España. El hecho de que desde mediados de los 90 hayamos tenido que empezar a hacer estas acciones demuestra las crecientes dificultades que encuentran los inmigrantes cuando se supone que han llegado al final de su viaje: detenciones o, para disuadir a sus compatriotas, hacerles la vida lo más difícil posible, como a los solicitantes de asilo. Nueve países de la UE no garantizan a los solicitantes de asilo el acceso al sistema de salud. Europa está empeorando y es muy preocupante”.
Al comparar las circunstancias actuales con las del Centro Pagani, que fue objeto de numerosas críticas internacionales, Ingrid apunta a que son peores ahora: “No tienen intérpretes y eso crea una gran incertidumbre, no saber lo que te va a pasar. Además, los solicitantes de asilo no reciben ninguna información. Están encerrados en lugares que no están diseñados para ello, como estaciones de policía o una antigua estación de trenes, durmiendo en las bodegas. Estas condiciones están provocando enfermedades en la piel e infecciones de las vías respiratorias por el frío. En algunas de estas estancias no pudimos entrar para ver si había enfermos porque estaban durmiendo los unos sobre los otros y no podíamos pasar. “.
Las protestas también empiezan a surgir en estos centros. “Hace diez días ya hubo una en el centro Filakio, por las condiciones sanitarias. MSF fue para desinfectar los recintos. Pero es que estos edificios no son habitables”.
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Puesto fronterizo de la policía en Tychero, Evros, Grecia. En una de las celdas, los migrantes se ven obligados a dormir en el suelo junto a los baños. |
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