El vehículo de la víctima fue tiroteado al saltarse un control cuando salía del campamento de protesta instalado desde hace dos semanas cerca de El Aaiún
IGNACIO CEMBRERO - Madrid - 25/10/2010
La masiva protesta saharaui tuvo ayer su primera víctima mortal. Nayem el Gareh, un joven saharaui, fue abatido por el Ejército marroquí cuando el vehículo todoterreno en el que circulaba se saltó un control tras salir del campamento improvisado de Agdaym Izik situado a 15 kilómetros al este de El Aaiún, la capital del Sáhara.
En el Nissan viajaban cinco pasajeros y dos de ellos resultaron heridos de bala, Zoubayr el Gareh, hermano del difunto, y Daoudi Ahmed. Ambos están ingresados en el hospital local. En vehículo se paró en un primer control, pero no así en el siguiente, en el que estaban apostados varios soldados que no dudaron en abrir fuego.
Hasta ahora Marruecos había compaginado el palo y la zanahoria para tratar de acabar con la que es, por el número de participantes, la mayor protesta en el Sáhara Occidental desde que España se retiró del territorio hace 35 años. A medida que crece y se prolonga la concentración de miles de saharauis aumenta también el nerviosismo de las autoridades marroquíes.
Hace dos semanas un puñado de jóvenes plantaron allí sus jaimas (tiendas de campaña nómadas) y ahora son ya muchos miles, de todas las edades, los que desde el desierto reivindican puestos de trabajo, viviendas y que los recursos del Sáhara, empezando por la pesca en sus aguas, reviertan a los saharauis. Sus exigencias han sido formuladas a través de una serie de vídeos colgados en Youtube.
El campamento reagrupa, según los asistentes, a más de 10.000 saharauis, pero su número crece a diario. La prensa independiente marroquí reconoce que son al menos 8.000 y el Frente Polisario, que lucha por la independencia del territorio, la eleva a entre 15.000 y 20.000. Este éxodo masivo ha alterado la vida en El Aaiún dónde, por ejemplo, algunos colegios han cerrado por falta de alumnos.
Los símbolos del Polisario, su bandera y sus eslóganes no han aflorado en el campamento y algunos de sus simpatizantes que se han sumado a la protesta colectiva mantienen un perfil muy bajo. En Agdaym Izik manda un comité de coordinación integrado por jóvenes hasta ahora nada significados.
"Permitir que broten aquí reivindicaciones independentistas sería hacernos el haraquiri", explica al teléfono Omar, uno de los miembros del comité, "porque daríamos un pretexto a las fuerzas de seguridad marroquíes para cargar contra el campamento". "Vamos a aguantar aquí todo lo que haga falta", añade.
Acoso en el campamento
Subidos en camiones y en todoterrenos, cientos, acaso miles, de gendarmes y de agentes de las Fuerzas Auxiliares, un cuerpo que depende del Ministerio del Interior, y de soldados rodean Agdaym Izik. A veces tratan de impedir el acceso a los que quieren incorporarse o no les dejan introducir agua y alimentos. "También tiran piedras a nuestros vehículos cuando entramos y salimos del campamento en busca de comida", denuncia Mohamed, otro miembro del comité de coordinación que pide que no se publique su apellido "por temor a represalias". El Polisario sostiene que ya hay 41 heridos.
Pero este mismo comité se ha reunido en varias ocasiones con tres altos funcionarios, todos ellos con rango de gobernador, que el Ministerio del Interior ha enviado de Rabat a El Aaiún para hacerles algunas propuestas a cambio de que depongan su actitud. Marruecos tendrá en 2011 un presupuesto muy restrictivo y le será, no obstante, difícil satisfacer las aspiraciones de tantos miles de saharauis.
El portavoz del Gobierno marroquí, Khalid Naciri, y el ministro de Asuntos Exteriores, Taieb Fassi-Fihri, aseguraron, ante la prensa y en el Parlamento, que lo que sucede en el campamento constituye "la expresión de reivindicaciones sociales normales que se enmarcan en el clima de libertad y de democracia que vive Marruecos".
Fassi-Fihri arremetió además contra "los intentos de instrumentalización de esas aspiraciones sociales" por parte del Polisario, cuyo líder, Mohamed Abdelaziz, ha pedido a la ONU y a la comunidad internacional que otorguen protección a los saharauis acampados.
A principios del mes próximo Rabat y el Polisario reanudarán en Nueva York sus conversaciones con vistas a poner fin a un conflicto que surgió en 1975, cuando España entregó el Sáhara a Marruecos, bajo la presidencia de Christopher Ross, enviado personal del secretario general de la ONU. Ross acaba de concluir una gira por el Magreb.
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