Redacción: Marina Agraz
A las 13:00 horas del día de ayer, estudiantes de la Universidad de Sevilla y miembros del SAT, SAT-US, el MAE, CC.OO., la plataforma Universidad y Compromiso y la Federación de Trabajadores de la Enseñanza de UGT (FETE-U.G.T.) se concentraron frente a la puerta principal del Rectorado para manifestar su solidaridad con las tres personas detenidas y encausadas en un proceso judicial abierto por atentar contra la autoridad durante su participación en el piquete informativo. Todos los allí presentes consideran este proceder de la policía un abuso de poder que pretende impedir que los movimientos sociales salgan a la calle a manifestar su desacuerdo contra las reformas sociales impuestas por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Unas reformas dictadas desde el Fondo Monetario Internacional y acatadas por un gobierno “socialista”, pero en la práctica liberal.
Del mismo modo, los manifestantes quisieron mostrar su apoyo a las 15 personas que la policía busca por su participación en el piquete informativo. Uno de los estudiantes buscados por la policía se concentraba ayer en el Rectorado para apoyar a sus compañeros y afirmaba que este acoso policial no sólo atenta contra el derecho a manifestarse que tienen los ciudadanos, recogido en la Constitución como consustancial al derecho fundamental de la huelga, sino que también ataca a los propios ciudadanos, que están siendo detenidos y llevados a juicio por no callarse, por luchar por unos derechos y contra unas reformas mercantiles que también se están viviendo en la Universidad con la implantación del Plan Bolonia. Jesús Castillo, profesor de la Universidad de Sevilla y miembro del SAT-US entiende la actuación de la policía como una criminalización de los movimientos sociales que abogan por un cambio hacia una sociedad más igualitaria.
Si la policía actúa de esta manera por una protesta pacífica como lo es un piquete informativo, los ciudadanos que sufren los recortes sociales, los despidos, el paro, se mostrarán inseguros a la hora de denunciar estas injusticias. Pero también es cierto que son pocas las voces que hasta ahora se han sumado a la huelga y que la unión hace la fuerza. Estamos ante una crisis financiera sistémica, intríseca al sistema empresarial en el que nos encontramos insertos, que se volverá a repetir en nuestra historia si no se cambia desde los movimientos sociales, desde los individuos concretos que constituyen una sociedad.
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