La protesta, denomina "Vísperas sicilianas", bloquea las vías de comunicación de la isla durante cinco días.
La contestación surge contra las medidas del Gobierno tecnócrata de Mario Monti, en concreto el aumento del precio del gasóleo para los profesionales.
La isla de Sicilia ha permanecido paralizada durante cinco días por una protesta convocada por los transportistas de AIAS, plataforma que representa a los conductores de camiones y las pequeñas empresas del sector logístico, a la que se han adherido el Movimiento de los Forconi (una asociación de agricultores y pastores) y un grupo político denominado Fuerza de Choque (en italiano, Comitato Forza d’Urto).
Desde el 16 de enero y durante cinco días han impedido el tránsito por las principales carreteras y puertos de Sicilia, paralizando su economía. También se les han unido otros colectivos, como pescadores, trabajadores de la construcción, estudiantes y desempleados, afectados por las medidas del Gobierno tecnocrático de Mario Monti.
Las entradas y salidas de los puertos en Pozzallo y Catania y las carreteras y autopistas en Palermo permanecieron fuera de servicio. Además, otros grupos de ciudadanos ocuparon los ferrocarriles, y se celebraron numerosas marchas y concentraciones por toda la isla. A partir del segundo día de protestas, la escasez de combustible se extendió, sobre todo en las grandes ciudades de la isla. En Gela, el bloqueo contó con el apoyo de los trabajadores de las refinerías pidiendo empleo e inversión.
La protesta tiene su motivación principal en el aumento del precio del combustible, tras suprimir el Gobierno italiano las subvenciones al sector profesional. En Sicilia se extrae la mayor parte del petróleo crudo italiano y se refina el 80% de la gasolina del país (la isla dispone de ocho refinerías). Sin embargo, se paga un precio mayor en comparación con el resto de Italia. A esto se añade la desregulación en los precios del sector que paralelamente ha instaurado el Gobierno de Monti.
La protesta, que ha sido fuerte y enérgica, ha producido considerables inconvenientes en el suministro de combustible, filas inacabables de vehículos en espera del carburante y supermercados desprovistos de los principales productos alimenticios, sobre todo perecederos. La AIAS suspendió la huelga después del cuarto día, el 21 de enero, cumpliendo con la ley italiana, pero el Movimiento de los Forconi y Fuerza de Choque parecen decididos a seguir indefinidamente.
Las protestas se extienden
Los bloqueos de carreteras se han extendido ya fuera de Sicilia, en la cercana Calabria y por Campania, Puglia, Piamonte y Lombardía. En el norte, un manifestante ha perdido la vida arrollado por una conductora alemana que intentaba saltarse el bloqueo de la autopista. Fiat tuvo que detener la producción en sus fábricas de Cassino, Pomigliano, Mirafiori y Sevel Val di Sangro, sumándose al cese de actividad por parte de buena parte de la industria. A la huelga estatal de transportistas del día 27 se sumaron numerosos empleados de oficinas postales, escuelas y otras instituciones públicas. Ese día, también tuvo lugar otra gran manifestación en Roma de varias decenas de miles de personas contra medidas como la subida del IVA o el impuesto de bienes inmuebles italiano.
Los problemas de abastecimiento se han extendido por toda la península, ya que los huelguistas aportan el 90% de las mercancías en Italia. Las gasolineras están desabastecidas y en los supermercados faltan alimentos de primera necesidad y productos frescos en el sur, escasez que podría empezar a notarse en Roma. Los taxistas también preparan movilizaciones, y en las próximas semanas hay previstos paros en ferrocarriles, farmacias y gasolineras.
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