Ana Etchenique | Los derechos de los consumidores surgieron ante el abuso de comerciantes y fabricantes: la seguridad, la cantidad, la calidad… Pero ya no se trata sólo de controlar la oferta; estamos en la fase de reflexionar sobre nuestro papel como consumidores.
Cada vez que elegimos un producto, éste tiene un impacto directo en nuestra economía, nuestra salud o nuestro bienestar, pero a su vez tenemos que ver la historia que hay detrás de ese producto.
Hasta que la materia prima llega a nuestras manos ocurren hechos que inciden directamente en el ambiente, en las personas que trabajan en todos los procesos de su transformación y en su distribución. Tras su uso o consumo, queda un residuo que requiere otra vez ser transportado y ¿Eliminado? ¿Cómo? ¿En qué se transforma?
Aquí es donde surge el concepto del consumo responsable, consumo sostenible, consumo ético... Es lo mismo: se trata de pensar en el planeta, las personas y el futuro. Estamos hablando de la vida y de la salud y del largo plazo. De la huella ecológica.
Si queremos ser cómplices de prácticas sostenibles, tenemos que indagar y conseguir la información adecuada y ahí está el principal problema de finales del s. XX y principios del s. XXI ¿dónde encuentro la información veraz?
La producción de alimentos, la salud y la agricultura son enormes industrias a las que tenemos que combatir con la soberanía alimentaria. Lo que se produce en nuestro entorno, de forma tradicional, saludable, de temporada, sabemos que ayuda a frenar el cambio climático, crea empleo, resuelve alergias e intolerancias, tiene calidad…
La ropa que vestimos, los complementos, la cosmética… vienen de países lejanos, sin ninguna legislación que proteja los derechos de los trabajadores, su salud, los derechos humanos… Pero hemos conseguido que sea muy barato tener armarios llenos de cosas. ¿Necesarias? ¿No somos cómplices de la contaminación donde se fabrica nuestra ropa? ¿Y el maltrato a los trabajadores? Sólo el necio confunde valor y precio (Machado).
Hay una solución: PENSAR ¿De dónde viene esto? ¿Cómo y quién lo produce? ¿Cómo se transporta? ¿A dónde va el residuo?
Aquí nos encontramos con el gran obstáculo: ¿Cómo informarnos? ¿Hay alternativas? ¿Cómo difundir las soluciones?
Los grandes medios de comunicación perdieron su independencia al entrar en la Bolsa y depender de sus accionistas, pero casi a la vez tuvo lugar la expansión de Internet. Los retos: formar a mayores y jóvenes en un uso práctico para formarse como consumidores responsables y exigir a los gobiernos un acceso generalizado a la red.
¿Alternativas? El Comercio Justo, las cooperativas de consumo ecológico, utilizar nuestra posición como Grupo de Interés para exigir a las empresas y a la banca comportamientos éticos y sostenibles: PODEMOS INCIDIR EN LA DEMANDA. Los consumidores somos el grupo económico más fuerte del mundo. Otro mundo no sólo es posible: es indispensable.
10/06/2012 · Ana Etchenique · NOTON
Texto Publicado en la revista NOTON nº6
*Ana Atchenique es vicepresidenta de la confederación de consumidores y usuarios (WWW.CECU.ES)
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