Maria Ptqk
La economía de la creatividad es uno de los hypes del momento. A primera vista, aparece como unproceso histórico natural, la consecuencia inevitable de la evolución de la técnica y laindustrialización. A medida que éstas avanzan, a este lado del mundo no nos quedaría más remedioque especializarnos en aquello que las máquinas (aún) no pueden hacer: pensar, conceptualizar,imaginar y en definitiva, gestionar la producción y el intercambio de intangibles. Es el discurso yaconocido sobre el agotamiento del modelo industrial y la mutación del capitalismo. Pero estoscambios profundos en la forma de producir riqueza, aunque son reales, se han acompañado tambiénde un proceso paralelo, de orden discursivo. Para hacerse efectiva, la nueva economía de loinmaterial ha necesitado explicarse a sí misma. Buscarse un nombre -y aún está en ello: economíadel talento, capitalismo cultural, semiótico o informacional, la terminología es amplia y sugerente- yrodearse de un entramado de narraciones. Relatos más o menos mitificadores que hablan de causas,ciclos, oportunidades y protagonistas, que cohesionan en un proyecto aparentemente compartido yproporcionan una hoja de ruta para hacer frente a la incertidumbre. La creatividad, en todas susdeclinaciones, funciona como uno de estos mitos.
Be Creative Under Class Maria Ptqk
La economía de la creatividad es uno de los hypes del momento. A primera vista, aparece como unproceso histórico natural, la consecuencia inevitable de la evolución de la técnica y laindustrialización. A medida que éstas avanzan, a este lado del mundo no nos quedaría más remedioque especializarnos en aquello que las máquinas (aún) no pueden hacer: pensar, conceptualizar,imaginar y en definitiva, gestionar la producción y el intercambio de intangibles. Es el discurso yaconocido sobre el agotamiento del modelo industrial y la mutación del capitalismo. Pero estoscambios profundos en la forma de producir riqueza, aunque son reales, se han acompañado tambiénde un proceso paralelo, de orden discursivo. Para hacerse efectiva, la nueva economía de loinmaterial ha necesitado explicarse a sí misma. Buscarse un nombre -y aún está en ello: economíadel talento, capitalismo cultural, semiótico o informacional, la terminología es amplia y sugerente- yrodearse de un entramado de narraciones. Relatos más o menos mitificadores que hablan de causas,ciclos, oportunidades y protagonistas, que cohesionan en un proyecto aparentemente compartido yproporcionan una hoja de ruta para hacer frente a la incertidumbre. La creatividad, en todas susdeclinaciones, funciona como uno de estos mitos.
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